Chernobyl Series II – Capítulo 6 – Pripyat de nuevo…
Tras la visita a todo el entramado de la construcción del sarcófago, volvemos a la oficina de mi mujer a tomar otro té calentito y algunas pastas mas, en Chernobyl, en diciembre, hace frío, y como habéis podido comprobar, todo nevado, hace falta volver a entrar en calor para pasear por Pripyat.
Una vez mas, entramos en nuestra furgo, y el chófer nos lleva en primer lugar a la estatua de Prometeo, esta estatua estaba en Pripyat, pero tras el accidente la trasladaron a la entrada principal de la central, estaba nevando y pude hacer un vídeo a cámara lenta bastante curioso, eso sí, pido mis mas sinceras disculpas por haberlo grabado en vertical, que cosas, uno de los mas críticos con la grabación de vídeo en vertical va y graba uno jaja.
Cruzando la calle de donde esta Prometeo hay un puente de hierro de una vía férrea de servicio que cruza uno de los canales de refrigeración, y como no, alimentamos un poco mas a los peces gatos que habitan en las aguas del canal, también fue parada obligatoria en mi primer viaje.
Una vez hemos hecho felices a los peces gato, nos ponemos dirección a la ciudad abandonada por excelencia.
Ya cerca de Pripyat, paramos en el símbolo de entrada a la ciudad, esas letras grandes y blancas escritas en ruso, me apetecía hacerme una foto con mi mujer, este lugar tiene mucha culpa de que estemos juntos.
Por fin llegamos a la entrada de la ciudad, y como ya sabía, otro control, documentos, pasaporte, entramos…
La verdad es que lo mejor de la visita ya lo había pasado, que era estar dentro del nuevo sarcófago, pero como no, ir a Pripyat siempre es interesante.
No hacía mucho que pisé estas calles como para olvidarlas, pero cuando vine era septiembre, aún no había llegado la nieve, y con ella, todo la ciudad cambiaba por completo.
Como en todas las visitas a Pripyat, se va a sitios clave, como son la piscina Lazurny, el parque de atracciones, y la plaza junto al hotel Polissya, volví a entrar en la casa de cultura, y pude comprobar como el paso del tiempo y los visitantes iban mermando cada vez mas la «estética» del lugar, habían cosas rotas que no estaban en el 2013, esto cabrea mucho, ya que la máxima visitando lugares abandonados es que todo se quede como esta, no romper, no coger, no modificar la escena, en definitiva, lo único que debe uno llevarse son fotos y sensaciones.
Seguimos dando vueltas «a chófer pagao», nos detenemos en la piscina, aquí si que estaba todo mas o menos igual, por lo menos no se habían llevado el cronometro.
Visitamos algún colegio donde siguen esparcidos por el suelo los libros de los escolares al igual que los juguetes y peluches en las guarderías.
Subí a algún edificio que no lo hice la primera vez, fotos desde otras vistas, otra vez te paras a pensar lo que hubo aquí, y el paso del tiempo sobre ese abrupto abandono hace 33 años.
Otra parada que repetía era el Cafe Pripyat, antaño lugar de encuentro y esparcimiento que contaba con un embarcadero y grandes cristaleras dibujando los logros de la Unión Soviética.
Ver toda la zona del lago y el embarcadero nevada era increíblemente preciosa, una estampa típica invernal que en Alicante no estamos acostumbrados a ver.
Es una pena no haber podido llevar un dosímetro como modelo para las fotos, pero bueno, ya sabía por la vez anterior y porque la radiación en 3 años apenas varía donde la había y donde no.
Y como no, llegamos al Pripyat Eye, que así lo llamo cariñosamente Irina, y me hizo gracia la comparación con el London Eye, vamos, igualitos :), una vez mas la nieve le daba una tonalidad mas lúgubre que en otoño, pero aún así era espectacular, y aparte, la compañía en todo momento era la mejor.
La pista de los autos de choque blanca, hacía mas extraña su visión, parecían barquitas flotando en un mar helado.
Con la entrada a algún edificio mas, nos dirigimos a la furgoneta que nos llevaría de vuelta a la cálida oficina.
Como en los capítulos de la primera entrega ya cuento bastante sobre Pripyat, aquí no me voy a extender mucho, sólo quedarme con la sensación de haber visitado esa ciudad en otoño e invierno, y haber podido disfrutar de casi dos ciudades diferentes.
¿Habrá una tercera? Quien sabe, pero ya la tercera tendría que ser como mínimo poder entrar dentro de la central, visitar una sala de control… difícil, pero no imposible…
Este es el enlace de las fotos que hice con la réflex, se puede acceder también desde el menú «galerías» Chernobyl-Pripyat 2017
Muchas gracias por visitarme, y si has llegado hasta aquí, ¡infinitas gracias por leerme!