Chernobyl Series – Capítulo 15 – Día 3 – Estación de Yanov…

Esta vez, con el reloj puesto en hora, me despierto a la hora correcta, en la cocina, me caliento la leche con dos pulsaciones al botón azul del microondas en cirílico, añado el café y me tomo una buena inyección de cafeína para despertarme bien y no perderme detalle de este segundo y último día en «La Zona».

Después de desayunar preparo la maleta, no lo sabía con certeza, pero era casi obvio que abandonaría la casa con mis maletas para que en acabar la visita Igor me llevara directamente a Kiev.

Con mi cuerpo y mi maleta preparados para continuar «la marcha», trasteo las redes sociales y los «likes» de las fotos que he subido a Instagram, me alegra que a la gente le gusten las fotos, que pregunten, comenten, yo respondo a todo, da gusto estar en lugares remotos y estar comunicado.

Desde que me he levantado tengo un enorme dolor de cabeza, busco por toda la casa, abro cajones, armarios buscando una maldita aspirina que me alivie este dolor, pero nada, por ahí ronda el conserje que vive en una casa contigua al hotel, pero no habla ingles, solo ucraniano…

Pero no pasa nada, tengo San Google Translator, escribo simplemente la palabra «aspirina» y le doy a traducir, le muestro al hombre la palabra en la pantalla del móvil y con la otra mano le señalo mi cabeza poniendo la cara que se le pone a las madres cuando estamos «malitos» y no queremos ir al cole, lo entiende perfectamente y me dice con la mano que espere.

Enseguida llega otro guía, un compañero de Igor que viene a recoger a una pareja de ingleses que pasaron la noche en la casa conmigo, viene con un blister con pastillas muy grandes y blancas como el yeso, me las da y me dice que me tome dos, que es mejor que una… ¡ toma ya ! miro la parte metálica donde pone la marca y el compuesto pero… que esperaba encontrar… ¿castellano? pues no, claro que no, tanto la marca como el compuesto estaban en ucraniano, así que nada, me fío del guía y como no soy alérgico a ningún medicamento me tomo las dos pastillas, las cuales se hacen de rogar para cruzar por la garganta, solo espero que hagan efecto rápido.

Llega Igor, me despido como puedo del conserje, dar la mano es idioma universal, nos metemos en el coche, nos abre la puerta y salimos del recinto.

Salimos de Orane y cogemos nuevamente dirección hacia Chernobyl, del plan del día solo sabía que pasaríamos por Yanov, y que iríamos a lo que resta de Pripyat, ya que habían algunos sitios de obligada visita a los que no fuimos el día anterior.

Llegamos a la zona del memorial donde esta el Arcángel Gabriel, callejeamos un poco y llegamos a una plazoleta, aparcamos y me dice Igor que haga unas fotos que tiene que hacer unas gestiones.

Me ha dejado frente a la iglesia ortodoxa de Chernobyl, no me hacen ni puta gracia las iglesias por mi condición de ateo, pero bueno, estaba de viaje, y la iglesia, quitando el sentido religioso, tenía una arquitectura que solo había visto algo parecido en la que hay cerca de Altea.

Cojo la mochila de la cámara y me quedo por allí dando una vuelta, la puerta de la verja esta abierta, entro y empiezo a verlo todo y a hacer las fotos de rigor.

De la iglesia llama la atención su color blanco, sus formas, los colores de las decoraciones, era «chula», todo rematado con bolas y cruces doradas, estando allí, viene una señora mayor, de unos 65 años calculo yo, con un pañuelo en la cabeza a lo «abuela», y empieza a hablarme en ucraniano…

No me enteraba de nada, ella venga a hablar, y yo intentando decirle que no me enteraba de nada, pero ella dale que te pego, así que en resumidas cuentas, la señora se marcó un monologo en ucraniano, porque lo que se dice conversar no conversamos.

Después de unos minutos dándole al «pico», la señora se va por donde ha venido.

Dentro del recinto de la iglesia hay unas mesas largas, donde imagino que se hará algún tipo de comida de hermandad o algo similar, también me resulta curioso que las campanas no están en lo alto de la iglesia, si no en una estructura en el suelo.

Acabo de hacer las fotos y salgo del recinto, en eso que llega Igor y nos vamos.

Volvemos a pasar por la carretera que lleva a la central, llegamos al cruce y cogemos dirección Pripyat, antes de llegar a la ciudad, giramos a la izquierda por una carretera que nos lleva directamente a la estación de trenes de Yanov.

Este punto tenía especial interés por visitar, aparte de toda mi afición gráfica por esta zona, también me he movido de una forma digamos... virtual...

Existe un juego llamado S.T.A.L.K.E.R. que trata sobre mercenarios en "La Zona", dicen que es bastante fiel a la realidad, pero tengo que volver a instalarlo para comparar lo visto realmente con lo realizado digitalmente por los programadores, bueno al grano que me pierdo, en este juego, para conseguir misiones, has de ir a la estación de Yanov, así que del juego es una de las zonas que mas he visitado, y de las cuales recuerdo bastante bien, pero mi gozo en un poco cuando llego a la estación real y no se parece casi nada a la del juego.

Tampoco es que me importara mucho, era como una especie de "check" simplemente para ver si era el juego tan fiel a la realidad, de todas formas, queda pendiente volver a ponerlo en el pc para darme una vuelta digital.

Igor me deja a mi aire por la estación mientras se va a hablar con un militar destacado allí.

Me pongo a andar entre las vías, veo pocos vagones de pasajeros, creo que dos o tres, el resto son vagones de mantenimiento, plataformas con traviesas, un vagón grúa, alguna cisterna.

Catenaria no hay, y las ruedas de los vagones tienen unos calzos soldados a la vía, mucho no se van a mover ya esos vagones.

Continuo andando y veo un vagón de pasajeros que creo que puedo subir, su interior esta tan alborotado que parece que alguien ha cogido el vagón, lo ha agitado y lo ha vuelto a poner en su sitio, continuo el paseo y veo un vagón cisterna, que alguien se ha hecho una especie de cuarto de baño, con su lavabo, su ducha y su espejo, todo muy ferroviario...

Las locomotoras tenían delante y detrás la estrella soviética, en una de las maquinas me subo y me hago una foto junto a una de ellas,  me gusta mucho esta estrella y por suerte me la encontraba allá donde miraba, pero esta maquina tenia una sorpresa en un lateral... una pegatina de "beba coca cola", ¡toma ya!, en un ambiente totalmente soviético una propaganda de la multinacional yankee Coca-Cola, ¿como se come esto?

Junto a la caseta del guardia, veo una casa en alto, no adivino que es, semanas después hablando con mi amigo Joan Velasco me dice que puede ser una caseta de donde controlar las agujas de las vías.

No hay mucho mas que ver, muchos vagones tirados junto a las vías y ruina allá donde miro.

Ya es suficiente le digo a Igor, y ponemos rumbo a Pripyat.