Salida al acuartelamiento de Aitana

Hace un tiempo vi en el periodico que el acuartelamiento de Aitana estaba abandonado, y que infructuosos intentos de darle un uso civil por los alcaldes de la zona habían condenado las instalaciones a ser pasto del tiempo y los saqueadores.

A ese cuartel subía a pedir la llave al Policía Aérea de la garita en la carretera de Alcolecha, cuando había que subir a la zona de los repetidores en mis últimos trabajos, la verdad es que he estado autorizado a subir por las tres últimas empresas en las que estuve, casualidades de la vida, conozco el repetidor de Telefonica, el de Retevision y el de Canal 9, una vez recuerdo que me dijo un militar «sube sube, si estas autorizado a la vez por Retevisión y Canal 9 jeje» y sobre todo he disfrutado desde un lugar privilegiado de amaneceres, atardeceres y paisajes nevados de encanto.

Al saber el estado, y debido a mi creciente interés por la fotografía en lugares abandonados organicé una salida al cuartel, finalmente solo pudimos ir dos personas.

Llegamos a la zona y al pasar por la puerta vemos los cristales de la garita rotos (y eso que son blindados), y un estado de completo deterioro, hacia tiempo que no iba, ya que las ultimas veces que he tenido que subir a los repetidores hemos ido directamente a la puerta de la carretera de acceso y me he identificado por el intercomunicador.

Daba lastima ver aquello que yo lo he visto en vida, y muchos de los que podáis leer esto habréis hecho la «mili» allí, (¿verdad Victor Bou?), tan destrozado, una pena que una instalación así y en un punto tan estratégico medioambientalmente hablando no se aproveche y se deje morir lentamente.

Una de las normas si no la más importante de fotografiar lugares abandonados es nunca forzar ni romper candado o cerradura para entrar a un lugar abandonado, por lo que pensábamos dar una vuelta por el perímetro para ver si había algún trozo de valla rota y efectivamente, no habíamos andado ni 2 minutos por la montaña junto al perímetro del cuartel cuando vemos un trozo en el que la valla esta rota.

Entramos al recinto y vemos algún deposito de agua, subimos un poco mas y esta la pista deportiva, de la pista deportiva se accede a la zona baja, donde hay unas cocheras y el taller mecánico, todo nos llama la atención, ya que como fue construido conjuntamente con el ejercito de Estados Unidos, hay mucho «estilo americano» en su construcción y materiales.

Al entrar en la zona central de recinto vemos el botiquín, accedemos al edificio por allí, y cuando estamos dentro nos pasa una cosa muy curiosa y queda como la anécdota del día.

Nosotros habíamos sido muy cuidadosos con el recinto, de hecho, otra de las normas que uno se pone es no tocar nada, no romper nada, no mover nada, no alterar el entorno, que nuestra presencia solo quede reflejada en las fotos, pero no todo el mundo piensa así.

Al estar en el botiquín, oímos un coche, tanto Carlos como yo pensábamos que eran los militares o la Guardia Civil, y fuimos hacia la salida del botiquín a hablar con ellos rápidamente, identificarnos y decirles porque estábamos allí, pero antes de salir, veo un chaval joven con un chándal negro y un polar blanco con capucha.

Digo «coño, ese mucha pinta de militar no tiene», y detrás de él un focus ranchera destartalado, al no saber las intenciones ya no salimos y nos escondemos a ver que hacen.

Se pegan una vuelta por ahí y vemos que aparcan en la zona del parking de abajo.

Como nos pillaba ya lejos, saco el teleobjetivo y uso la cámara como prismáticos, y veo que sacan un grupo electrógeno y una radial y se ponen a cortar 4 hierros que hay en la parte de abajo para llevárselos y venderlos en la chatarra.

Claro, las risas que nos pegamos de que nosotros habíamos estado por el campo buscando un hueco en la valla, y estos habían entrado por la puerta ¡y con el coche y todo!

Una vez visto que no eran una amenaza para nosotros nos preocupamos de lo que habíamos ido a hacer, solo fotos.

Cosas que vimos, pues mucho cuarto de donde dormían los reclutas, las cocinas y despensas, el bar, la capilla, pista de tenis, garitas, depósitos de gasoil, almacenes, incluso una bolera (como no) con dos pistas.

No voy a entrar en mas detalles, sólo que merece la pena ir, compensa las fotos que salen con pasar la mañana allí en el campo, con unas 2-3 horas se ve todo de sobra y es totalmente seguro, de momento.

La mañana estuvo bastante entretenida, el interior de los edificios no es muy atractivo porque su mayor parte parece un hotel sin muebles, pero el entorno es una preciosidad, y ver como se pierden las lineas de los edificios pintados de camuflaje con la vegetación es bonito de ver, lo recomiendo.

Os dejo las fotos que hice.

(las fotos son las mismas del perfil del facebook «Fotoafición Rico» y de @fotochernobyl, si ya las has visto allí, te lo puedes ahorrar 😉