Chernobyl Series II – Capítulo 4 – New Safe Confinement…

Una vez equipado, salimos del edificio y el chófer nos esta esperando, en la puerta, saludamos a algunos perros de Chernobyl, esos que ahora salen tanto en las noticias, son de la familia, muy queridos y mimados por los trabajadores.

Aunque a veces la lían, no hace mucho dos de ellos subieron a la parte alta del arco, a través de las escaleras de la chimenea de ventilación, uno de ellos cayó al vacío, el otro hubo que rescatarlo.

Subimos a la furgo que nos lleva en un momento a la puerta del edificio de acceso a la zona de la obra, este camino andando se hace en 2 minutos, pero todos los trayectos se hacen en vehículos de personal.

Al llegar a ese edificio, nos presentamos en una ventanilla, donde previa muestra otra vez de mis documentos, me hacen entrega de un dosímetro.

Cada trabajador tiene asignado uno, y en este dispositivo queda registrada la cantidad de radiación que absorbe el cuerpo durante la jornada laboral, la foto siguiente es cuando terminé la visita, con unos 5 micro Sievert recibidos durante la visita al nuevo sarcófago, en condiciones normales en cualquier lugar fuera de aquí esto no llega a 0,15 micro Sievert.

Previamente, en el despacho de mi mujer ya me habían proporcionado un dosímetro de seguridad con mi EPI, pero aquel sólo registra datos de radiación, no tiene display ni alarma, este sí, dispone de una pantalla LCD y una señal acústica de advertencia.

Una vez con mi EPI y mi dosímetro, accedemos por fin al interior del recinto donde se construyó el nuevo sarcófago, este nuevo sarcófago tiene una vida estimada de 100 años, un coste de 1500 millones de euros, y en ella participaron empresas francesas, ucranianas y americanas con unas 3.000 personas, la financiación fue aportada por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, donde 28 países, entre ellos España, aportaron fondos.

Cuando vine en 2013, el sarcófago estaba a medio construir, y no estaba en su emplazamiento actual, se construyó a 180 metros de su ubicación definitiva y cuando fue finalizado, mediante un sistema de raíles y gatos hidráulicos se desplazó a su posición actual, para ello hubo que retirar la chimenea característica que había sobre el edificio del reactor.

Nada mas entrar al recinto, saco mi móvil para hacer alguna foto, sólo podía hacer fotos y vídeos con el móvil, no me dejaban ir con cámara profesional, Irina ya me había informado de que podía fotografiar todo aquello que quisiera, pero al intentar realizar la primera viene un señor vestido de militar que empieza a hablarme en ucraniano con un tono serio, pero no sabía que teníamos a Irina con nosotros, ella volvió a sacar mi documentación, se la enseñó hablándole mas seria que él a nosotros y se fue tal como vino, unas risas y seguimos.

Teníamos de guía a un inspector de Novarka, Mikhail, que nos iba a enseñar las instalaciones dentro del sarcófago, porque el New Safe Confinement no es un sarcófago, aunque yo lo llame así por simplificar y abreviar, es un sistema de confinamiento y tratamiento de residuos radioactivos, por dentro tiene varias plantas o niveles, salas de control, zonas de trabajo, de supervisión, grúas pórtico, todo un entramado laberíntico de escaleras, plataformas y pasarelas.

No puedo detallar los lugares en los que estuve, aunque al final en la galería sí tenéis bastantes fotos, íbamos tras el inspector que contaba la utilidad de cada lugar al que accedíamos, Irina me traducía lo que consideraba mas importante o interesante para mi y aquello que le iba preguntando, también mencionar que el interior estaba siendo acondicionado ya que no hacía mucho que habían movido el sarcófago a su posición final.

Durante nuestra estancia dentro del sarcófago subimos y bajamos varios niveles, en un nivel a unos 20 metros del suelo salimos a una terraza y pude hacer unas fotos de toda la explanada donde se construyó y que ahora alberga material por todas partes.

Después de la caminata por dentro de la faraónica construcción bajamos al nivel 0 y entramos a través de una gran puerta de tamaño para camiones a la zona diáfana mas amplia, donde estaba el reactor 4.

Y allí apareció de nuevo, nos volvíamos a encontrar, el reactor número 4 aparecía ante mi de entre la penumbra, ya que no tenía mucha iluminación incidiendo en él.

Lucía derrotado, con la sensación de verlo medio jubilado después de 30 años de servicio al mundo, sin la luz del sol no tenía el mismo aspecto que hace 5 años, ahora apenas parecía una caja de hierro oxidado dentro de otra de color aluminio brillante cual «Matroska» una dentro de otra.

Previamente Irina nos indicó que nos pusiéramos las mascarillas, estaba todo lleno de polvo de la obra (probablemente alguna partícula radioactiva habría…) y tenía el sarcófago antiguo a escasos metros.

Al tenerlo tan cerca y a pesar de la justa iluminación me pude recrear bien en volver a meter en mis retinas aquella mole que tan parda la lió en abril del 86, había vuelto a Chernobyl sin comerlo ni beberlo, y sobre todo, sin esperarlo, nos hicimos las fotos pertinentes y salimos al exterior, aún teníamos autorización y tiempo para acceder a otras partes de la obra.