Chernobyl Series – Capítulo 20 – Día 3 – Vuelta a Kiev

Llegamos a la barrera que delimita la zona de exclusión y la ciudad de Pripyat, sí, recordemos, control para entrar en la zona de 30 km, control para la zona de 10 km, y control para entrar en Pripyat, así es esto, todo controlado y con el pasaporte encima…

Una vez pasada la barrera miro hacia atrás y dejo un lugar que uno no se puede hacer a la idea de lo que sentirá hasta que no ha ido, es una ciudad completamente estremecedora, fantasmagórica, apocalíptica, lo que uno nunca quisiera que pasara en su ciudad.

Enfilamos los últimos km dentro de la zona de la central, pasamos por detrás de ella en la carretera donde estaba el red forest, sí, el dosímetro se pone a pitar… le hago las últimas fotos a la central desde el coche, le pido a Igor que pare un momento y le hago unas fotos a los tendidos eléctricos.

Continuamos hacia «la salida», al girar una esquina aún cerca de la central veo gente haciendo auto-stop, llevo todo el viaje viéndolo, son policías y trabajadores que van de su destino a casa o de casa a su destino, éstos policías tienen su trabajo y su vivienda temporal mientras están de turno cerca de la central, en la ciudad de Chernobyl hay edificios destinados a vivienda de trabajadores, soldados y policías.

Igor para el coche, y se montan dos policías, con sus enormes gorras de plato, hablan entre ellos y los dejamos unos km mas adelante en el control de los 10km.

Cerca de Chernobyl, Igor para en una especie de economato-tienda de ultramarinos, latas, frutas, verduras, artículos de hogar, tabaco, y como no, souvenirs para los turistas, yo concretamente me compro unos llaveros, imanes para la nevera y una camiseta, no olvidemos que ésto es un negocio para la gente de esta zona, les traemos dinero de fuera a una zona digamos «complicada» para el comercio.

Pero Igor cuando salimos del economato, me abre el maletero y me enseña unas camisetas que tiene él para vender, me cuenta las alabanzas de la tela mientras la saca de una bolsa, son camisetas negras imitación a Hard Rock Café pero en vez de un menú de cafés o cervezas, lo tiene de contaminantes radioactivos, Uranio-235, Plutonio-238, Estroncio-90… vamos, un menú para no degustar…

Igor compra dos paquetes de tabaco.

Vamos otra vez a la cantina de ayer, pero hoy visto lo visto de que también comería solo, le digo a Igor que si va a comer, me dice que no, que tiene que hacer unas gestiones, pues yo paso de comer, con las patatas y frutos secos no tenía hambre, me quedo haciendo fotos por la zona, que haga lo que quiera me dice.

En los alrededores de la cantina me veo un hotel, que parece un refugio de alaska, me dice Igor que ese hotel es mucho peor que donde estaba yo, y sí, por lo menos la pinta tiene de ser un cubículo nada confortable, yo por lo menos estaba en una casita de madera muy coqueta.

Después de hacer las fotos en la hora de comer, nos dirigimos por la maltrecha carretera en dirección al Check Point de Dytyatky, donde empezó todo y donde terminará.

Al llegar, hay que parar el coche, entrar a una estancia por una puerta, y salir por la otra, y volver a coger el coche.

Bien, esto es el control de radiación previo a salir de allí, te miden todo el coche con medidores de radiación, y lo que se hace en la estancia antes descrita es entrar en una sala con unos medidores individuales y de cuerpo entero de radiación, y si la medida es negativa, se abre una barrera y se puede abandonar la zona, en caso de que diera positivo me tocaba una ducha descontaminante que mucho no me apetecía en ese momento… (ni en otros…)

Igor hace lo mismo antes que yo, y le doy el móvil ya grabando para que grabe el paso por ese sistema, lo hace y nos vamos hacia el coche.

Antes de subir al coche veo como le regala a los policías los dos paquetes de tabaco que había comprado, hay que tener a la policía de contenta me dice…

Ya saliendo hacia Kiev, y no habiendo circulado mas de 300 metros me doy cuenta de que Igor ha parado el vídeo y no se ha grabado el momento de pasar por el medidor de radiación del control, se lo digo en tono gracioso y me dice que volvemos a grabar el vídeo, yo le digo que no hace falta, que era por un recuerdo pero que tampoco le quiero hacer volver y pedírselo a los policías, pero imagino que el tabaco es un «pase especial» para poder hacer estas cosas…

Llegamos nuevamente a la barrera, Igor habla con los policías en ucraniano y éstos se ríen y me hacen el gesto de llamarme y entrar con la mano, imagino que Igor les habría dicho lo típico… «dejarle entrar otra vez al chaval, que quiere grabarse el control de radiación», acompañado de un «éstos turistas…» 🙂

Ésta vez sí, vuelvo a pasar el control, ambos positivos, y ya queda grabado en vídeo para el recuerdo.

Cogemos definitivamente carretera y manta y los ciento y pico km que me separan del hotel en Kiev…

De Kiev no puedo hablar mucho porque vi lo que pude ver desde el coche hasta mi hotel, la enorme estatua femenina con el escudo y la espada, alrededores del hotel buscando un lugar para cenar y poco más, pero me gustó lo que vi, así que sera una ciudad para visitar en un futuro.

Ya en el hotel de lo que perfectamente me acuerdo fue de la ducha descontaminante que me dí, me froté en lugares de mi cuerpo que ni sabía que existían, acto seguido cogí la bolsa de basura del aseo y metí las botas, los pantalones, los calcetines y ya puestos hasta los calzoncillos, no me quería traer a casa nada que hubiera estado cerca del suelo radioactivo, de todas formas en el coche cuando veníamos me medí todo el cuerpo con el dosímetro y no daba nada de nada, ni siquiera la suela de la bota, pero como ya lo preveía y la ropa no era de mis mejores galas ya sabía que se quedarían allí.

Una vez arreglado para salir del hotel, cruzo la calle a un McDonalds, me compro cualquier cosa y subo de nuevo a la habitación, quería hablar con los allegados y ver las fotos.

Roto por todo el trajín desde el lunes que cogí el avión por la mañana me duermo rápido, ya mañana, cuarto y último día del viaje solo tengo que hacer eso… viajar…

Fín de Chernobyl Series – «Un alicantino en Chernobyl»

Sí has llegado hasta aquí habiéndote leído los 20 capítulos, recibe mi más sincero agradecimiento, y si encima te ha gustado, a tus pies estoy…! 🙂

Ha sido un viaje emocionante, nada convencional, repleto de sentimientos y sensaciones diferentes, literalmente ha sido toda una aventura, y he querido intentar transmitirlo con el mayor lujo de detalles para que por lo menos leyendo os hayáis acercado un poco a la zona de Chernobyl y Pripyat conmigo.

¡Gracias!