Chernobyl Series – Capítulo 19 – Día 3 – Colegio

Llegamos a la última visita en Pripyat, uno de los colegios de la ciudad.

Nada más entrar, un enanito pintado en un cartel me dice que me lave las manos, que no se preocupe que lo haré, eso si, nada mas dejar la ciudad…

Es un colegio bastante grande, con todas sus instalaciones de interior, con el tiempo que hace aquí se desaprovecharían muchas horas sin poder hacer deportes debido a la nieve y el frío.

Lo primero que veo es una pista de deportes, con espalderas, tablas en el suelo todas podridas de la humedad, y alguna que otra canasta de baloncesto que aún queda colgando en la pared.

Al pisar las tablas de la pista, la sensación es que uno se va a caer hacia el inframundo, cada una que piso se hunde mas,  veo una pelota de baloncesto, que debido al tiempo mas que de goma es de cartón-piedra, esta me «ajuego» la cena de hoy a que no bota…

Tampoco va a botar ninguna niña con una comba que veo a mis pies, apenas se diferencia de la putrefacción del suelo.

Detrás de mí veo unos cajones… 1,2,3, un pequeño podio para las competiciones escolares, de momento, en lo que han sido campeones ha sido en destrucción…

Pasamos de la pista deportiva a la zona de las aulas, llegamos, como no al aula de música, con su omnipresente piano, si hay en todos los edificios públicos cómo no lo va a haber en el aula de música, también me llama la atención una enorme pizarra con un pentagrama y un mural con las notas musicales, el aula es bastante grande, pero destrozado como todo.

Paso por un pasillo para ir a otra aula, y veo en los tablones de anuncios unas ilustraciones, a modo de instrucciones para el alumnado, de como actuar en casos de emergencia.

Claro, en la Unión Soviética, hablar de casos de emergencia en 1986 todavía era hablar de un ataque nuclear por parte de los EE.UU. Las instrucciones son por ejemplo, como ponerse una máscara antigás en clase, como evacuar el centro, ir a los refugios, etc etc, todos los alumnos debían estar entrenados y conocer perfectamente las normas de supervivencia.

Al final del pasillo veo la biblioteca, libros de texto con Lenin en su portada, ilustraciones del héroe ruso Yuri Gagarin, y estanterías llenas de libros de enseñanza.

Nos asomamos a varias aulas y la verdad es que vista una, casi vistas todas, están como se quedaron pero con el deterioro y la humedad de 30 años.

La verdad es que el equipamiento de las escuelas de Pripyat era de alto nivel, hay de todo, desde replicas de torsos humanos con sus órganos, información de todo tipo para la vida cultural y domestica, y hasta cráneos de cabra o algún tipo de pequeño bobino que no logro adivinar (ni lo pretendo, no soy Bones precisamente…)

Lo que mas me llama la atención es la cantidad de murales con los diferentes tipos de enseñanza, aquí no solo te enseñaban cultura, también te enseñaban a valerte por ti mismo, en estos murales estaban instrucciones de cómo cocinar, cómo hacer postres, como coser, como engrasar una maquina de coser, hasta había un horno en un aula para hacer las prácticas.

También estaba representado gráficamente como había que circular por la calle, andando y en diferentes vehículos.

En la última aula que entro me veo un libro de geografía de la CCCP, como no… que gran potencia mundial en aquella época y cuanta extensión geográfica por estudiar, de hecho, delante mio veo un libro grande, un trabajo de colegio sobre la República Soviética de Georgia, el cual, al ojearlo, es un compendio de las diferentes áreas de la república, su extensión, habitantes, industria, agricultura, clima, vamos lo que hacíamos todos en el colegio sobre nuestras comunidades autónomas.

Junto a esta especie de enciclopedia resumida sobre Georgia, Igor me especifica que no es Georgia de Estados Unidos…, ya lo sabía amigo Igor, oí hablar antes de la República de Georgia que de la Georgia americana, veo un álbum de sellos, hasta se coleccionaban sellos en el colegio, estudiar aquí parece que era por lo menos entretenido…

Entro en un par de aulas más, ojeo más trabajos, veo mucho, toco poco y me voy…

Totalmente agotado de andar por Pripyat me dirijo tras Igor hacia su coche, la visita ha terminado, por un lado como digo agotado de estar horas pateando, pero por otro triste porque se acaba y toca coger la «maquina del tiempo» y volver al año 2013…